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En la era de la nueva racionalidad ya no hay respuestas racionales, muchas personas tienen la sensación de vivir por debajo de sus posibilidades… La interesada confusión de la propaganda ha alcanzado límites de broma en España, hemos asistido a una verdadera ciclogénesis delirante de declaraciones: la desigualdad social no aumenta (Rajoy), la pobreza no crece (Mato), el poder adquisitivo de las pensiones no desciende (Báñez), los salarios no disminuyen (Montoro), los informes sobre la pobreza no se corresponden con la realidad o la crisis se ha acabado (VV.AA. del Ibex 35, etc). En un principio podríamos pensar que nos toman por estúpidos, pero una aproximación más detenida señalaría que las teorías económicas hegemónicas parecen justificar cualquier cosa. Antaño dichas teorías se ocupaban de las correcciones de los llamados “fallos del mercado” (participación del sector público), hoy se centran en las “bondades del mercado” (fundamentalmente de capitales), esto es, la financiarización de la economía, las desregulaciones y las privatizaciones. Pero el problema de las teorías económicas no reside tanto en el análisis que se haga de ellas (aproximado o equivocado) sino en sus posibles aplicaciones prácticas sin haberlas sometido a  suficiente discusión crítica.

Las teorías económicas neoliberales presentan unas características propias, entre las que destacarían:

— Son establecidas como un dogma de fe ajenas a toda evidencia empírica a pesar de sus desastrosas consecuencias para el conjunto de la sociedad. Un ejemplo serían las propuestas de los seguidores de F. Hayek (1899-1992), auténticos geómetras euclidianos en un mundo no euclidiano, y la ultraliberal “escuela económica austriaca”, un mero relato ideológico ajeno al método científico que ha acabado por sustituir la “episteme” (el conocimiento económico) por la simple “doxa” (la opinión económica). Así, influyentes economistas se han apropiado de la administración del alma del ser humano, minimizando la experiencia vital, comunal, estética, espiritual, idealista, afectiva, pasional o sexual ante la verdadera y grandiosa “experiencia económica”.

FraudeIntelectual1Lpedeuda— Son promovidas por las élites extractivas del núcleo duro y hermético de las grandes entidades financieras y corporaciones multinacionales para favorecer sus propios intereses, amplificándolas a través los think-tanks, medios académicos y de comunicación afines donde son justificadas por una legión de “expertos” que, previo pago, les dicen a los plutócratas lo que éstos quieren escuchar para acabar siendo aplicadas por unos políticos dóciles y vendepatrias. Galbraith J. (1952) dice que las figuras dominantes en la economía “predicen el desastre cuando no se avecina ninguno, rechazan la posibilidad de acontecimientos posteriores, se oponen a reformas básicas y convenientes ofreciendo en su lugar placebo, fingen sorpresa cuando sucede algo adverso, y cuando finalmente se dan cuenta de que su posición es insostenible, cambian de tema en lugar de cuestionar sus ideas«. El psiquiatra suizo Paul Bleuler (1857-1939) decía que el pensamiento autista es la propia fantasía que no se modifica ni aunque la confrontación con la realidad la desmienta continuamente.

— Están hechizadas por el poder de la inducción y la (falsa) neutralidad metodológica. Este sería un tipo de razonamiento neoliberal: tres botánicos encuentran una nueva planta y tratan de saber si es o no comestible; los dos primeros la prueban y no notan nada, por tanto concluyen: la nueva planta es comestible. Pero este razonamiento tiene un problema: si el tercero prueba la planta y se envenena habría que revisar la conclusión. El razonamiento inductivo es posible pero no se pueden atribuir alegremente probabilidades a hipótesis construidas por inducción. Muchos “expertos” consideran que lo que ha funcionado en Letonia funcionará de manera idéntica en cualquier parte del mundo.

— Están hechizadas por el poder de los números macroeconómicos con los que contaminan todas las ciencias sociales. Este sería un tipo de razonamiento neoliberal: Juan acude a una fiesta donde hay un grupo de personas. Una dice: «65», y todos ríen. A continuación otra dice: «47», y todos se parten la caja. Juan pregunta qué está pasando y un participante se lo explica: «lo que pasa es que conocemos muchos chistes y los hemos contado tantas veces que los hemos numerado y para ahorrar tiempo ahora sólo decimos su número”. Juan piensa que también él lo podría participar y exclama: «¡83!» Pero nadie ríe. Juan decepcionado protesta: «¿qué pasa, acaso no es un chiste?». «Sí, sí lo es y además es uno de los buenos, lo que pasa es que usted no lo ha contado bien”. Y es que detrás de los números hay personas y no sólo vale que sólo sean contadas. Es dudoso establecer lazos directos entre los números y la propia identidad ciudadana; como dice Susan George (1934): “el fundamento económico de la austeridad es una patraña económica y matemática, todo esto está basado en la ideología”.

Aunque hay muchos fraudes económicos o pseudoeconómicos; repasemos a continuación algunos de los más bochornosos:

En 2015, varios medios publicaron parte de la “Lista Falciani“ con nombres de 130.000 evasores fiscales en la filial en el paraíso fiscal suizo del banco británico HSBC. Suiza vive básicamente de la evasión fiscal y lidera el llamado “Índice de Competitividad Global del Foro Económico Mundial” por la «innovación y sofisticación de sus negocios”. En España se ha identificado a 659 personas físicas con cuentas más que sospechosas, aunque el gobierno está estudiando todavía si emprende acciones legales contra dicho banco como ya han hecho otros países. Estos adalides de la cultura del esfuerzo y la evasión fiscal tuvieron muchas más facilidades para regularizar su situación fiscal que el común de los contribuyentes mediante la presentación de declaraciones complementarias de IRPF o por el Impuesto de Patrimonio (2010, gobierno del PSOE) o acogiéndose directamente a la amnistía fiscal (2012, gobierno del PP). Sin embargo, el 72% del fraude fiscal en España pertenece a grandes empresas y fortunas (estimándose en unos 42.000 millones de euros), mientras que autónomos, profesionales liberales y trabajadores con nómina tan sólo representan el 8% del total del fraude fiscal pese a que se les dedica el 80 % de los recursos de Hacienda. El informe de Oxfam (nº 35, mayo de 2014) señala que “mientras las personas físicas aportaron el 92% de la recaudación total del Estado en 2011 (…) las grandes empresas aportaron un 2% de la recaudación total; es decir, las familias aportaron 46 veces más que las grandes empresas”.

FraudeIntelectual2LpedeudaEn 2013, se destaparon los errores de dos economistas de Harvard, Carmen Reinhart (1955) y Kenneth Rogoff (1953), que en su trabajo “Growth in a time of debt” (Crecimiento en una época de endeudamiento), establecieron un umbral crítico para la deuda pública (del 90% sobre el PIB en adelante) tras el cual se produce el estancamiento económico. Para Reinhart y Rogoff el endeudamiento ralentizaría la economía en cualquier coyuntura, por lo que las políticas de austeridad estimularían el crecimiento económico. Sin embargo, esta fallida teoría, desmentida por los datos, fue tomada como dogma de fe por gran parte de las élites económicas, políticas y mediáticas a pesar de que, tras revisar la hoja de cálculo original, se detectaron numerosos fallos (fue destapado por un estudiante de doctorado de la universidad de Massachusetts, Thomas Herndon y sus profesores Robert Pollin y Michael Ash). Uno de los dogmas más extendidos es que los males económicos provienen de pecados desafortunados (gasto excesivo); se trata de un moralismo economicista: “hemos vivido por encima de nuestras posibilidades y ahora lo tenemos que pagar”.

En 2012, el economista y propagandista de la desigualdad social, Arthur Laffer (1940), dejó algunas perlas en el curso de Economía del neoliberal del Campus FAES: «si una economía es buena funciona igual en un mundo de dos personas que en uno de trescientos mil (…) Tenemos una recesión no a pesar del gasto público, sino por el gasto público (…) No hay nada malo en ser rico, pero hay algo intrínsecamente erróneo en ser pobre (…) Cuando dejas de pagar el paro a un desempleado es porque estás dejando de quitarle lo suyo al que trabaja; cuando das, quitas. (…) La austeridad es aumentar la libertad”. En 1980, este economista propuso la llamada “curva de Laffer”, mito y lugar común del neoliberalismo, que relaciona determinista y unívocamente ingresos fiscales y tipos impositivos, con la idea según la cual disminuyendo los impuestos después de un determinado umbral o punto de inflexión el Estado puede aumentar la recaudación. Sin embargo, dicho umbral concreto no ha podido determinarse aún en ningún país, lo que no impidió que fuese aceptada como dogma económico, fundamentalmente por las políticas económicas de oferta de los gobiernos de Margaret Thatcher y Ronald Reagan, que la utilizó como coartada “científica” para bajar impuestos a los ricos junto con otra idea mágica denominada “trickle down” (“goteo hacia abajo”), que presupone que las reducciones de impuestos a los ricos acaban llegando a los más desfavorecidos. Sin embargo, está política fue desenmascarada por el economista y diplomático J. K. Galbraith (1908–2006) y ya en el año 2003, la crítica llegó del director del Congressional Budget Office, economista y consejero republicano Douglas J. Holtz-Eakin (1958), que no pudo encontrar evidencias empíricas de las supuestas bondades sociales del “trickle down”. Estas políticas han supuesto muchos desajustes sociales derivados de la desigualdad de rentas pero aún se consideran molonas.

En 2012, Reid Hoffman (1967), cofundador de LinkedIn e “inversor de riesgo”, coescribió un libro con un chanante título: “El mejor negocio eres tú”. En él afirma que “uno no es sino lo que hace, y solamente hace aquello para lo que existe un mercado, y solo hay un mercado para aquello por lo que se paga a uno” y “las personas deben pensar que ellas mismas son los únicos directores ejecutivos de su propia trayectoria profesional”. Es decir, es el mercado lo que mide lo que somos, más allá no hay vida. El libro se inspiró en el artículo titulado “La marca llamada Usted (Yo, S.A.)” y “50 claves para hacer de usted una marca“ de Tom Peters (1948), y en Marc Andreessen (1971), otro gurú de Internet, “inversor de riesgo” y cofundador de Netscape, que nos iluminó: “a los mercados que no existen no les importa lo inteligente que eres, por tanto da exactamente lo mismo con cuanta dedicación has trabajado o con que pasión atiendes a tus intereses: si nadie te paga por tus servicios en el mercado laboral lo tendrás crudo. No tienes derecho a nada”.

En 2012, pese a los evidentes fallos del mercado, la cancillera alemana y europea Angela Merkel defendió la llamada “Marktkonforme Demokratie”, esto es la “democracia acorde con el mercado”, porque se supone que los mercados son más sabios (y mandan más) y las mercancías son artilugios de producir verdades. Ese año, el porcentaje del PIB correspondiente a los banqueros, corredores de Bolsa y demás financieros duplicó el del año 1980 y el valor mundial de los mercados de derivados negociados ya era 20 veces más que el PIB mundial. Pero, ¿quién es el mercado? ¿Quizá especuladores como John Paulson (Paulson & Co.), Warren Buffett (Berkshire Hathaway),‎ George Soros (Soros Fund Management), Kenneth Grifin (Citaldel Investment Group), Philip Falcone (Harbringer Capital), James Simons (Renaissance Technologies), Bill Gross (PIMCO), etc?

En 2011, Stephanie Bon, empleada de Colchester de 37 años del Lloyd»s Banking Group, fue despedida por preguntarse en su Facebook si era justo que ella cobrase siete libras la hora, mientras que el nuevo CEO, António Mota de Sousa Horta Osório, cobraba 4.000 libras la hora en salario, bonos, pensiones y otros beneficios, es decir 571 veces más,  según informó el Daily Mail.

En 2010, se puso de moda la llamada “Expansionary austerity” (“austeridad expansiva”) en la que se defendía que la bajada del gasto público no contrae el crecimiento económico en una economía que funciona por debajo del potencial de sus factores productivos (según proposición de tipo keynesiano) sino que ésta, por el contrario, puede ser expansiva ya que la austeridad crea “confianza” en los mercados financieros y en el sector privado. La idea fue difundida por los trabajos de Alberto Alesina (1957) y Silvia Ardagna (1969) en “Large Changes in Fiscal Policy: Taxes Versus Spending”, aunque finalmente tuvo que ser corregida (y posteriormente cuestionada) incluso en los estudios del propio Fondo Monetario Internacional (FMI), que primeramente lo había bendecido. Sin embargo, ni este desmentido académico ni los desastrosos efectos de las políticas de austeridad en Grecia, Portugal, Irlanda, España o Italia (recesión, paro, pobreza, emigración, etc.) no cohibieron a Olli Rehn, el máximo funcionario económico de la Comisión Europea, ni a los pseudoburócratas del BCE (Banco Central Europeo) con el ex-Goldman Sachs Mario Draghi a la cabeza, ni a gran parte de los políticos europeos que siguen creyendo en la falacia de la “austeridad expansiva”.

FraudeIntelectual3LpedeudaEn 2010 (6 de mayo) se produjo el llamado “Flash Crash”, durante el cual, en cinco minutos, el índice Dow Jones de Nueva York perdió cerca de mil puntos, recuperándose rápidamente en los siguientes veinte minutos. Aunque se desconoce la semilla del mal, el desplome lo provocaron los endiablados algoritmos de los ordenadores, programados por los quants y los corredores de Bolsa de alta frecuencia, que son los que negocian por nosotros. Ya en 1996, la American Physical Society, segunda mayor organización de físicos del mundo, detrás de la Deutsche Physikalische Gesellschaft, recomendó vivamente a sus asociados acudir a trabajar al gran casino de Wall Street. En EE.UU. el periodo medio de tenencia de acciones bursátiles ha pasado de cuatro años por término medio en la década de los años cincuenta a apenas 22 segundos actualmente. Por ello, no es raro ver que los agentes financieros instalen sus ordenadores en Nueva York para ganar unos valiosos milisegundos, ya que la velocidad de trasmisión de los datos desde Londres por fibra óptica es de unos 740 nanosegundos, una pérdida de tiempo demasiado grande para la hipermoderna especulación financiera.

En 2008, probablemente basándose en las pseudoprofecías del antiguo presidente de Citibank, Walter Wriston (1919-2005), que aseguraba que el Estado capitularía finalmente ante el sabio conocimiento de los mercados y la racionalidad omnipotente del homo œconomicus, Philippe Bobbitt (1948) defendió en el libro “Terror and Consent: the Wars for the Twenty-first Century” la implantación de los llamados “Estados de mercado de la información”, una variante del Estado mínimo al que se llega (no podía ser de otro modo) de manera natural y evolutiva. Su idea cayó de pié y Bobbitt se animó: “el Estado de mercado de la información no tiene clases sociales, no le interesan la raza, el origen, el sexo, también le son indiferentes valores como el respeto el sacrificio personal, la lealtad y la familia”. De nuevo, las trampas de la distopía neoliberal se camuflan como leyes naturales.

En 2008, el dogma de la autorregulación de los mercados financieros puso en un aprieto al organismo regulador del sistema financiero de EE.UU Securities and Exchange Commission (SEC), que acabó por destapar el mayor fraude financiero cometido por una sola persona: Bernie Madoff (1938). Madoff, ex-vigilante playero reconvertido en glorificado “experto financiero” en los ochenta y admirado pilar de la comunidad del East Hampton, estafó 50.000 millones de dólares a inversores institucionales y, sobre todo, grandes fortunas (entre ellos muchos clientes del BBVA y el Santander) proponiéndoles retornos del 12% a través de un poco sofisticado pero gigantesco esquema piramidal (Ponzi), por lo que fue finalmente condenado a 150 años de prisión, convirtiéndose en el único financiero que ha pagado sus desmanes con la cárcel debido que tuvo el detalle de especializarse en estafar a los ricos y no a los pobres. (Aunque visto de otro modo, al desplumar a los millonarios contribuyese a mitigar la escandalosa desigualdad de rentas de la que nos advierten, entre otros, Thomas Piketty en “El capital en el siglo XXI”.) Madoff fue investigado por la SEC cuando ya estafaba, al menos ocho veces entre 1992 y 1996, lo que no importó para ser agraciado con la presidencia de la bolsa de valores Nasdaq (lo que supone una gran visión para dicha institución financiera).

En 2007, el profesor de Finanzas de la Universidad de Chicago Eugene Fama (1937), dijo: «los mercados inmobiliarios son menos líquidos, pero la gente es muy cuidadosa cuando compra casas; se trata normalmente de la mayor inversión que van a hacer, de manera que estudian el asunto con mucho cuidado y comparan precios; me irrita que se hable de la palabra burbuja«. Fama había propuesto en 1970 la llamada algo así como “hipótesis de eficiencia de los mercados”, asumiendo que los mercados financieros siempre se autorregulan ya que un mercado de capitales en que los activos contienen la información disponible es necesariamente un mercado eficiente y, por ello, todas las burbujas que se producen tiene un origen político y no financiero. Pese a que hoy sabemos que los mercados financieros no se autorregulan y hemos asistido al último gran estallido de la burbuja inmobiliaria y financiera (sólo en el año 2009 quebraron 52 bancos estadounidenses), el dogma de “la eficiencia de los mercados financieros” sigue teniendo grandes e influyentes seguidores entre nuestros gobernantes. El propio Fama recibió el premio Nobel de Economía en el año 2013, pero la pregunta sigue en el aire: ¿cómo explicar los fallos y estragos de los mercados financieros y justificar su eficiencia y bondad infinita?

En 2007, el director ejecutivo de Lehman Brothers (multinacional financiera fundada en 1850) Richard S. Fuld (apodado Dick) y su mano derecha, Joseph M. Gregory (apodado Darth Vader), fueron advertidos de la mala praxis bancaria por dos de sus subordinados, el director global de bonos de alto rendimiento y préstamos apalancados (Alex Kirk) y el director global de ingreso fijo (Mike Gelband), que les avisaron de esta manera: «nuestro mercado de viviendas está corroído» y “tenemos que replantear nuestro modelo de negocio”. La respuesta no se hizo esperar: ese mismo año ambos fueron fulminantemente despedidos. En septiembre de 2008, Lehman Brothers anunció la quiebra; el resultado fue de 13.800 millones de dólares en pérdidas y 7.890 empleados despedidos. Sin embargo, Fuld obtuvo 40 millones de finiquito, cobró su último año 53 millones de salario y autorizó pagos de 20 millones de dólares a Gregory cuatro días antes de que Lehman se declarara en bancarrota. El presidente de Lehman Brothers para España y Portugal, Luis De Guindos dijo que “la crisis no es un fallo de mercado, sino de Estado” (2008); después fue nombrado ministro de Economía de España para solicitar a la feroz Troika que activara un rescate financiero de España “ante la irracionalidad de los mercados” (2012).

En 2007, las cinco mayores firmas financieras de Wall Street (Lehman Brothers, Merrill Lynch, Bear Stearns, JP Morgan y Citigroup) pagaron más de 3.000 millones de dólares a sus máximos ejecutivos (en los últimos cinco años) mientras contribuían a una de las mayores crisis financieras de la historia. Por ejemplo, Stanley O’Neall, el ideólogo de las hipotecas subprime, se llevó a casa 161 millones de dólares cuando dejó Merrill Lynch (52.200 millones en pérdidas y 5.200 despidos); James Cayne, se llevó 38 millones de dólares y vendió sus acciones por 60 millones más cuando Bear Stearns (9.159 despidos), el mayor banco de inversión de EEUU, pasó de valer 21.000 millones de dólares a solo 200 millones; James Simons de JPMorgan (14.300 millones en pérdidas y 4.100 despidos) cobró en 28 millones de dólares entre salarios e indemnizaciones y Charles Prince obtuvo 40 millones al dejar Citigroup (11.000 millones de dólares en pérdidas, 17.000 despidos) y cobró en su último año 65 millones más de salario.

En 2006, Frederic Mishkin (1951), economista ligado al BM (Banco Mundial) y al FMI (Fondo Monetario Internacional), cofirmó un caro informe (124.000 $) titulado “Financial Stability in Iceland” (Estabilidad financiera en Islandia) resaltando las bondades del sistema financiero islandés, muy desregulado y sobredimensionado desde 2001, y recomendando su implantación en otros países. En el mismo se decía: «la fragilidad financiera no es alta y las probabilidades de una crisis financiera son muy bajas». Apenas un año después del colapso financiero de Islandia Mishkin modificó chapuceramente en su CV el título del informe por “Financial Instability in Iceland” (Inestabilidad financiera en Islandia) tal y como muestra el documental “Inside Job” de Charles Ferguson). Sin embargo, ni esto ni la falta de previsión de la crisis han supuesto una catarsis para ejercer la necesaria autocrítica por parte de muchos académicos, paniaguados y “expertos en finanzas” que, visto lo visto, vendieron su alma al diablo.

FraudeIntelectual4LpedeudaEn 2006, Jeffrey K. Skilling (1953) fue condenado a 24 años y cuatro meses por el caso Enron. Como presidente de Enron Skilling implementó en su compañía un sistema de «gestión de recursos humanos» y promoción profesional llamado “rank and yank”, un modelo de competencia despiadada entre sus empleados con la permanente amenaza de despidos. Este esquema profundamente darwinista social corrompió a la empresa desde dentro. Lo más inquietante es que, según la revista Time, en el momento del colapso de Enron, una de cada cinco empresas estadounidenses estaban siguiendo el mismo disparate.

En 2003, el Premio Nobel de Economía de 1995, Robert Lucas (1937) dijo en la sede la de la American Economic Association (de la que era presidente) que “a efectos prácticos la desregulación de los mercados financieros es la solución a la depresión (…) El problema central de la prevención de la depresión ya está resuelto”. Ese mismo año nos dejó otra perla sobre las consecuencias del proceso de acumulación de capital: “el estudio de los temas de distribución es una de las tendencias perniciosas y dañinas en el conocimiento económico, en realidad, es venenosa para tal conocimiento”. Las aportaciones de Robert Lucas sobre las expectativas racionales y su visión economía de corte neoliberal adolece, como todas las ciencias sociales, de un exceso de inductivismo, al dar por buenas recetas económicas generales a partir de escasas observaciones particulares.

En 2003, una veterana y cualificada representante del grupúsculo del Tea Party de Texas (EE.UU.) llamada Debbie Riddle (1949) manifestó lo siguiente en “El Paso Times”: “¿de dónde vino la idea de que todo el mundo merece una educación gratuita, una atención médica gratuita y cualquier otra cosa gratuita? Viene de Moscú, de Rusia. Viene directamente de la boca del infierno. Y esta idea se disfraza hábilmente como propia de gente de buen corazón. Pero nada de buen corazón. Es la idea que rasga el corazón de este país«. Hans-Hermann Hoppe (1949) hiló más fino: “la democracia no tiene nada que ver con la libertad, es una variante suave del comunismo, y rara vez en la historia de las ideas ha sido tomada por otra cosa”. Se ve que no todos los neoliberales lo son por inspiración de la visión rebelde adolescente del mundo viejuno de “La rebelión de Atlas” de Ayn Rand pero casi.

En 2002 (c.) cuentan, entre otros Frank Schirrmacher (1959-2014), que justo después de los atentados del 11S, en un informe promovido por unos plutócratas alucinados de Wall Street se valoró hacer un mercado de futuros sobre posibles atentados terroristas, opción que finalmente fue sensatamente rechazada por descabellada, al considerar que los especuladores ganarían dinero con la realización de atentados tal y como ya lo hacen con las hambrunas y crisis alimentarias (aunque esto último no importe demasiado).

En 2001, el analista de JP Morgan David Li (1960) se inventó una fórmula matemática (de tipo alquímico) que cuantificaba los riesgos de las “obligaciones de deuda colaterales” (es decir, hipotecas basura) por lo que la banca utilizó la fórmula de coartada “matemática” multiplicando esas toxicidades financieras que se vieron favorecidas por las triples A con la que las premiaron las agencias de (des)calificación. Hoy la fórmula milagrosa está más desprestigiada que los pagarés de Nueva Rumasa (sus modelos probabilísticos se mueven con probabilidades de 1 vez cada 20.000 años), lo que no ha sido un problema para seguir aceptando irresponsablemente la falsa asepsia metodológica de la cháchara económico-financiera neoliberal y las justificaciones matemáticas de las  toxicidades que circulan a diario por los mercados de futuros y derivados financieros.

En 2001, el treintañero Henry Blodget (no confundir con Belfort, “el lobo de Wall Street” de  Scorsese) era el analista de mercados (de la camada de la todavía impoluta Merrill Lynch) más famoso en el venenoso mundillo de la banca de inversión de Wall Street debido a sus predicciones visionarias sobre las cotizaciones de las empresas tecnológicas. Ese año ganó doce millones de dólares netos anuales; sin embargo, el advenedizo Blodget recomendaba comprar a sus clientes acciones de empresas ruinosas que costaron pérdidas cienmilmillonarias después del estallido de la «burbuja puntocom». Blodget fue acusado en el año 2003 por el supervisor bursátil estadounidense (SEC) por malas prácticas y pagó una multa de cuatro millones de dólares retirándose del psicopático casino financiero.

En 2000, cerró por ruina la “empresa” (en realidad un fondo de inversión libre de carácter especulativo) Long-Term Capital Management dirigida por los economistas Myron Scholes (1941) y Robert Merton (1944) que aplicaban su “nuevo método” para determinar el valor de los derivados financieros con los que, además, fueron reconocidos con el premio Nobel de Economía en 1997 (supongo que por introducir el cálculo estocástico en las finanzas, lo que puede ser un fallo parecido a conceder el premio Príncipe de Asturias del Deporte a un dopado Lance Armstrong). El resultado fue que la empresa perdió 5.000 millones de dólares en sólo cien días (muchos especulando contra la moneda y la economía de Rusia), lo que no fue un problema para seguir venerando la opinión de los “expertos financieros” y para que variantes de este modelo se incluyeran en las calculadoras de los analistas financieros, que los consideraban poco riesgosos al presuponer que las crisis financieras ya eran historia.

FraudeIntelectual5LpedeudaEn 1999, en las postrimerías del gobierno de Clinton, en EE.UU. se anuló la llamada Ley Glass-Steagall vigente desde 1933 para proteger la banca de depósito comercial (ahorros) de la banca de inversión (especulación). Esta descabellada idea ideológica prestó su coartada fundamentalmente en los trabajos del economista Eugene Fama que propuso la hipótesis de eficiencia de los mercados y la autorregulación de los mismos. Poco importó que esta revocación facilitase el descontrol y caos financiero, o comprender que los mercados financieros no se autorregulan, o que la crisis financiera quedese mejor explicada por las contribuciones teóricas alternativas (por ejemplo, las de Hyman Minsky) o promulgar la tímida Ley Dodd-Frank de reforma de Wall Street y de protección del consumidor. (Esta Ley, de 2010, pretendía poner algo de orden en el desaguisado financiero pero apenas se pudo desarrollar completamente debido a que las asociaciones de consumidores contaban con 20 lobbistas frente a los 400 lobbistas y los mil millones de dólares del sector financiero para influenciar a los congresistas y entorpecer el desarrollo de la Ley.)

En 1997, el economista austroliberal Thomas Siems (1957) escribió un influyente panfleto titulado “10 Myths about financial derivatives” (10 mitos sobre los derivados financieros) donde se afirmaba que el creciente y enorme tamaño del mercado de derivados financieros no suponían una práctica bancaria insegura sino que, por el contrario, era muy sólida y prometedora. El origen de la crisis financiera (y las que vengan) han desmentido esto, pero no supone ningún problema para seguir aceptando el dogma de las bondades de la gran financiarización. Ya no se trata de hacer que los mercados financieros sean útiles y eficaces para el conjunto de la sociedad sino de pura auri sacra fames.

En 1994, Charles Murray (1943) escribió “The Bell Curve: Intelligence and Class Structure in American Life” junto a Richard J. Herrnstein en el que defendía que la situación de pobreza, desigualdad y exclusión social de la “infraclase” (las personas pobres) en EE.UU no dependía de su nivel socioeconómico o educativo sino de su propia respuesta a la condición de pobres. Debido al fuerte aumento de la desigualdad derivada de la política económica del Reaganomics se trataba de justificar las razones de la pobreza en las equivocaciones de los propios pobres como su falta de inteligencia, el embarazo adolescente y fuera del matrimonio, los actos criminales o la falta de voluntad para aceptar los trabajos disponibles para ellos. Las visiones de la pobreza basadas exclusivamente en el comportamiento y responsabilidad individual han gozado de gran predicamento entre las élites económicas y académicas de EE.UU. aunque hoy ya estén desprestigiadas como elemento explicativo único del aumento de la desigualdad que viene sucediendo desde los años ochenta en el mundillo anglosajón.

En 1992, el politólogo estadounidense Francis Fukuyama (1952), reinterpretando a su modo al filósofo ruso Alexander Kojève, publicó “El fin de la Historia y el último hombre” donde defiende que el triunfo del bondadoso capitalismo de libre mercado posreal ha puesto fin a las utopías de emancipación y al ser humano como sujeto histórico y conformador de la realidad a cambio de proporcionarnos un paraíso terrenal de libre mercado. “¡La sociedad no existe!” clamaban Margaret Thatcher y sus adláteres. Cada época se juzga por su filosofía dominante, el neoliberalismo se retrataba: posmodernidad y darwinismo social.

En 1991, George Kenneth Binmore (1940), experto en teoría de juegos no colaborativos, considerada la nueva escolástica, escribió “Designing Economic Agents that Behave Like Human Agents”, a fin de crear agentes económicos artificiales indistinguibles de los propios seres humanos. El Homo (homunculus) œconomicus, construido como un auténtico sociópata egomaníaco pasó de ser una simulación de laboratorio a la misma realidad, ya que nos convencieron de que somos seres codificados y sintéticos que si actuamos de acuerdo con las fórmulas matemáticas de las leyes aceptadas por los economistas prosistema y perseguimos únicamente nuestro propio interés, llegaremos mágicamente al mejor de los mundos posibles. El hombre moral abandona la sala cuando irrumpe el hombre económico.

En 1990, el artículo “CEO Incentives: It’s not how much you pay, but how” de Michael Jensen (1939) y Kevin Murphy (1958) sugería que, debido a que los mercados financieros siempre reflejan adecuadamente los precios (aunque esto sea una premisa falsa), las retribuciones de los ejecutivos deberían relacionarse, no ya con los sueldos de los burócratas, sino con los cambios en las cotizaciones bursátiles de sus empresas (pero sólo al alza, evidentemente). Esta idea cayó en gracia y al poco tiempo la mayoría de los ejecutivos financieros cobraban “opciones sobre acciones”, lo que incentivó la manipulación de la contabilidad de la economía de casino en su beneficio por lo que no es de extrañar que los resultados fuesen demoledores: salarios multimillonarios, extensión de la información privilegiada, falseamiento de cuentas, culto a la personalidad, obscena desigualdad, precios de las cotizaciones inflados por encima de su valor real, escándalos como el de Enron, crack financiero de 2008, etc. A mediados de los años setenta un alto ejecutivo ganaba unas 35 veces más que el sueldo medio de un trabajador de la empresa, actualmente esta distancia casi se ha multiplicado por diez. En el año 2007, Rick Wagoner, de General Motors, cobró algo más de 12 millones de dólares netos en salario, bonus y opciones sobre acciones al mismo tiempo que anunciaba bajadas de sueldos y despidos para 74.000 empleados.

FraudeIntelectual6LpedeudaEn 1983, Milton Friedman (1912-2006), premio Nobel de Economía en 1976, manipuló datos en las series históricas del Reino Unido sobre la masa de dinero y el gasto total a fin de avalar empíricamente su teoría monetarista en su publicación “Monetary Trends in the United States and United Kingdom” en colaboración con Anna Schwartz (1915-2012). Los econometristas de Oxford David Hendry (1944) y Neil Ericsson (1944) detectaron numerosos errores, pero no denunciaron la equivocación de la teoría monetarista, sino su falta de apoyo en los datos reales (ya en 1953, Milton Friedman publicó un artículo, “The Methodology of Positive Economics”, en donde defendía que no importaba que las premisas de una teoría fueran realistas o no sino lo que importaba eran si sus predicciones eran certeras). Aunque, en el fondo, la polémica ya no estaba en la incorrección o las limitaciones de la formalización matemática de determinados axiomas o teorías económicas, sino en la batalla ideológica por el control de la política económica, monetaria y fiscal, de la que Friedman fue un pionero, aunque hoy en día pueda ser considerado un moderado matemático comparado con sus posteriores y desatados herederos ideológicos.

Martín Abascania

El Sr. Swammerdan ha enviado el articulo “God, sex and the homunculus”, texto, que por su interés, reproducimos a continuación.

→ Las involuciones ideológicas son más frecuentes en tiempos de crisis; de este modo, han coincidido en España dos inquietantes asuntos relacionados: el primero, la aparición del libro juvenil de éxito de la periodista italiana papaflauta Costanza Miriano titulado “Cásate y sé sumisa” y, el segundo y más grave, la aprobación del anteproyecto de Ley orgánica “para la protección de la vida del concebido y de los derechos de la mujer embarazada” (también llamada Ley del aborto o Ley Gallardón). En ambos casos parece que regresa la vieja atribución del rol verdadero de las mujeres como esposas y madres, esto es, la idealización tradicional del matrimonio y la maternidad, idea que ahora vuelve quizá por la incapacidad de este sistema para ofrecer un trabajo escaso y precario tanto a los hombres como a las mujeres (la tasa de paro es del 26%) por lo que, de esta manera, se trataría de desincentivar el acceso dF1DLPEDAbortoDraculae las mujeres al llamado “mercado laboral”.

No obstante, hoy no hablaremos de “Cásate y sé sumisa” ni de sus curiosas y posmodernas frases como «haber roto ese lazo entre hacer el amor y dar la vida ha convertido el sexo en algo triste y cobarde» o “la mujer está perdida cuando se olvida de quién es: principalmente esposa y madre» sino que hablaremos del nuevo proyecto de Ley del aborto, para ello comenzaremos con otra reaccionaria frase del mismo libro: «Mujer, cuando tu marido Gallardón te dice algo, lo debes escuchar como si fuera Dios el que te habla«.

1) EL ABORTO DE GALLARDÓN

La Ley del aborto del ministro Gallardón es tan retrógrada que incluso ha puesto en una situación embarazosa a algunos de sus correligionarios del Partido Popular. Esta Ley del aborto pretende pasar de la legalización a la despenalización en algunos restrictivos supuestos, eliminando el de malformación y obligando a las mujeres que quieren abortar a un penoso via crucis por los servicios sociales y sanitarios, incluido periodos de reflexión; de este modo, pasaríamos de una ley de plazos a una ley de supuestos. La vigente Ley del aborto española (Ley de Salud Sexual y Reproductiva de 2010) permite la libre decisión de las mujeres para proseguir o no su embarazo durante las primeras 14 semanas y es similar a la de la mayoría de países de la UE-28; sin embargo, la Ley de Gallardón arrebata la decisión de ser madres a las mujeres, les impone la obligación de ser madres independientemente de cuál sea su voluntad y sus condiciones de vida, equipara los derechos constitucionales de un feto a los de un bebé e (incongruentemente) desvía la responsabilidad penal al personal sanitario por realizar interrupciones del embarazo.

Esta nueva Ley trata a las mujeres como menores de edad considerándolas incapaces de responsabilizarse de sus actos y de tomar sus propias decisiones, ya que la decisión de abortar queda exclusivamente a cargo de dos médicos o de un comité clínico en el caso en el que existan malformaciones graves o incompatibles con la vida. Esta Ley impide a las mujeres el ejercicio de su libertad, ya sea libertad positiva (libre desarrollo de la personalidad, creencias, control sobre las propias decisiones, etc.) o negativa (el derecho a la propia intimidad o la ausencia de coacción del estado). Además, rescata los universos simbólicos diferenciados para los hombres (paternidad) y las mujeres (maternidad) puesto que permite al hombre que deja embarazada a la mujer tomar las de Villadiego sin asumir ninguna responsabilidad porque se vuelve a asegurar por Ley que sólo las mujeres han de renunciar a todos sus proyectos vitales para desarrollar un embarazo no deseado o no planificado.

F2DLPEDAbortoGallardonLa nueva Ley del aborto ha sido providamente promovida por el ministro de Justicia Alberto Ruiz-Gallardón, del que su propio padre (José María, también político de extremo centro) dijera aquello de “este sí que es de derechas”. Gallardón, el mismo que como Presidente de la Comunidad de Madrid repartía pirulas del día después cual bacaladero en el Pachá de Ibiza,  adelanta así por la derecha a su colega ministro del Interior, el opusiano Jorge Fernández Díaz que dijo en mayo que «el aborto tiene algo que ver con ETA pero no demasiado» (aunque posteriormente  matizase que no pretendía establecer una comparación entre las mujeres que deciden abortar y los etarras y bla bla). Además, Gallardón, el ministro nacufo del Partido YO-ARG, ha puesto a parir a las mujeres españolas afirmando que “la libertad de la maternidad es la que hace a las mujeres auténticamente mujeres (peor que el clásico tautológico de Aznar de «a mí me gusta que la mujer sea mujer»), que “las leyes permisivas del aborto crean estructuras de violencia estructural sobre la mujer” y, cínicamente, que su Ley “es justa, humanista, progresista y situará a España a la vanguardia del siglo XXI, sea cual fuese la evolución estadística en el número de abortos que se produzca en España”. El extremeño de similar apellido Bartolomé José Gallardo y Blanco (1776–1852) decía que hay dos especies de fanatismos, el religioso y el político, debido a que el fanatismo metafísico todavía no está admitido por los sabios, Gallardón parece que ha recuperado los tres.

La oportunidad de la Ley del aborto, sin consenso, sin apenas demanda social y con la mayoría de la opinión pública en contra según el anteproyecto presentado ha sido defendida por Gallardón debido a que “constaba en el Programa electoral en su punto 108” (se refiere a la página 108); del mismo modo, el presidente del gobierno, Mariano Rajoy, ha dicho que “ese asunto” era algo que iba en el programa electoral, sin importarle que su gobierno ha hecho prácticamente lo contrario a lo establecido en dicho programa (por ejemplo, dijo que bajaría los impuestos y han subido). El programa electoral del Partido Popular del año 2011 (“Lo que España necesita”) tenía 214 páginas y sólo una línea referida al aborto “cambiaremos el modelo de la actual regulación sobre el aborto para reforzar la protección del derecho a la vida, así como de las menores”. Poco parece importarles que con la Ley de 2010 disminuyeron las interrupciones voluntarias del embarazo (unas 6.000 menos en el año 2012) con un ligero descenso de la tasa IVE por 1.000 mujeres (de 12,44 a 12,01).

2) NACIONALCATOLICISMO

F3DLPEDAbortoHitlerLos fundamentos misóginos de la Ley Gallardón básicamente comulgan con los postulados de la Iglesia Católica que considera al hombre como principio activo y a la mujer materia prima receptiva a la que por tradición honra en dos ideales: la mujer casta y pura (la Virgen María, única mujer no manchada por la caída) y la promiscua arrepentida (María Magdalena, la prostituta asexualizada). Según los interesantes textos cristianos (salvando sus contradicciones) las mujeres han de estar sujetas sus maridos: “A la mujer dijo: Multiplicaré en gran manera los dolores en tus preñeces; con dolor darás a luz los hijos; tu voluntad será sujeta a tu marido, y él se enseñoreará de ti» (Génesis 3:16 en traducción RVR1960) o como recipientes o vasos pasivos de vida: “Vosotros, maridos, igualmente, vivid con ellas sabiamente, dando honor a la mujer como a vaso más frágil, y como a coherederas de la gracia de la vida, para que vuestras oraciones no tengan estorbo” (1 Pedro 3:7; RVR1960).

Análogamente, la Ley tiene algunos puntos en común con la doctrina de la Iglesia Católica (aunque los Papas desde que son infalibles no hayan condenado el aborto ex-cátedra) puesto que la Ley pretende que «la vida» sea un bien jurídicamente protegido pero, claro, no la vida-vida (la vida toda, desde los virus, si los consideramos así, hacia formas más complejas) sino la vida-humana, concepto que deja mucho más espacio a la ideología que a la biología.

Un ejemplo de manipulación ideológica es la incoherencia que supone que “un niño” producto del execrable crimen de una violación no tenga el “derecho a la vida” (se permite abortar en este supuesto) que sí tiene el de “una madre” que no ha sufrido esa abobinable agresión (no se permite abortar). Así, una mujer que se queda embarazada por mantener relaciones sexuales por placer comete un pecado de lujuria que no ha cometido una mujer víctima de una violación. Esto sólo podría entenderse por la tradicional condena de la Iglesia de las relaciones sexuales sin propósitos reproductivos, el miedo les provoca la profusa sexualidad femenina y la obsesión por como acoplamos los hombres y las mujeres nuestras titolas y demás orificios corporales. Esta fijación por las prácticas sexuales ajenas por parte de la jerarquía católica les lleva a condenar todo lo que no fecunde ya sea la masturbación, la homosexualidad, la anticoncepción, la investigación con “células madre”, etc.

3) CINE

F4DLPEDAbortoLondresFilmSe comenta que a Gallardón se le ha visto en un videoclub del madrileño distrito de Moncloa con las siguientes películas bajo el brazo: la moralista y reaccionaria “Aborto Criminal” (1973) de Ignacio F. Iquino, la fatalista “El precio del aborto” (1974) de Juan Xiol o la costumbrista “Abortar en Londres” (1977) de Gil Carretero, hasta ahora más conocida por ser la última película de Sandra Mozarowsky. Esta película la deberían reprogramar en “Cine de barrio” ya que desde que el aborto se legalizó en el Reino Unido (Abortion Act de 1967, excepto para Irlanda del Norte) hasta el año 1985 en Inglaterra y Gales se realizaron 178.000 abortos a mujeres españolas, con un pico de 22.000 abortos en 1983. Ahora, las mujeres españolas (de posibles) podrían volver a ir a Londres, pero ya no de compras a Oxford Street sino a abortar, aunque esto les podría costar alrededor de 6.000 euros y más cuando el gobierno de David Cameron estudia cobrar una tasa a las extranjeras por abortar en la sanidad pública británica.

4) PRENSA

El pasado 20 de diciembre de 2013 larazon.es publicaba un artículo firmado por la periodista C. Morodo titulado “Fin al coladero del aborto” en el que se decía lo siguiente: “Por fin ha llegado hoy al Consejo de Ministros la reforma de la Ley del Aborto que el PP se comprometió a impulsar (…) El Gobierno refuerza las garantías para acabar con los escandalosos coladeros a los que dio lugar la Ley del Aborto de 1985, por el uso abusivo de los supuestos establecidos ya que cerca del 98 por ciento de las interrupciones del embarazo se acogen al daño psicológico para la madre.”

  • Comentarios al texto:
    A) Forma (utilización del lenguaje y recursos eufemísticos): A la mujer embarazada se la llama “madre” cuando todavía no lo es, obviamente el apego de la mujer con su engendrado no es igual el primer día de gestación que el último.
    B) Fondo: No hay «escandalosos coladeros»; obviamente, debe de haber daño psicológico cuando a una mujer se la obliga a llevar adelante un embarazo en contra de su voluntad.

El pasado 23 de diciembre de 2013 religionenlibertad.com publicaba un artículo en el que decía: “una costumbre algo macabra del Ministerio de Sanidad es la de publicar por Navidad las cifras de niños muertos por aborto mientras todo el mundo celebra el nacimiento del Niño Jesús; a veces, el triste recuento coincide con la fiesta de Santos Inocentes, que recuerda la matanza de bebés perpetrada por el Rey Herodes”.

  • Comentarios al texto:
    A) Forma (utilización del lenguaje y recursos eufemísticos): A los fetos y embriones abortados se les llama “niños muertos” cuando no lo son. Es el clásico argumento de la potencialidad: ¿un embrión es una persona humana en acto o en potencia? Cuándo nos comemos un huevo ¿no nos estaremos comiendo un pollo? El maño Manolo Kabezabolo «cantaba» aquello de “¿y usté que opina del aborto d´la gallina?”
    B) Fondo: Para ilustrar el aborto no hay recurrir al infanticidio, delitos siempre diferenciados incluso por la propia Iglesia Católica; además la matanza de bebés perpetrada por el Rey Herodes I el Grande nunca existió (aunque algunos se empeñen en considerarla verdadera como antaño el geocentrismo) y no porque Herodes muriese en el año 4 a. C. ni porque Flavio Josefo no lo mencione en sus “Antigüedades judías” sino porque historias como estas forman parte del relato mítico de los dioses. En cualquier caso está papaflauticamente bien tirado.

El pasado 28 de diciembre de 2013 la hermandad del Santo Entierro publicó en el periódico ABC y en pasquines en las parroquias sevillanas una hoja para ofrecer sacrificios, oraciones y limosnas por las almas de todas las criaturas abortadas en el mundo (aunque en este caso, no como en otros más detallados, sin especificaF5DLPEDAbortoMisascatolicasr si se trata de abortos espontáneos o inducidos), el arzobispo de Pamplona, Monseñor Francisco Pérez, rezó “un rosario por la vida” junto a un centenar de personas frente a una Clínica de Ansoain (Navarra) y la Comisión Coordinadora de la Plataforma “Córdoba por el Derecho a la Vida” realizó una Eucaristía en la parroquia de san Nicolás “en defensa de la vida” con el objetivo de “conseguir que la nueva ley sobre el aborto se promulgue ya”; este acto recordaba las declaraciones del secretario general de la Conferencia Episcopal, José María Gil Tamayo, que dijo que «entre una ley de plazos y otra de supuestos, dentro de lo malo, es menos malo y lo que es menos malo es más aceptable«.

  • Comentarios al texto:
    A) Forma (utilización del lenguaje y recursos eufemísticos): A la “vida humana” se la llama “vida” genéricamente a fin de extender las cualidades humanas (se supone que el alma) a un conjunto de células embrionarias.
    B) Fondo: Rajoy ha insistido que “ese asunto [su anteproyecto de Ley del aborto] está en la misma línea que la regulación [sociata] de Felipe González del año 1985”, pero ahora los obispos españoles no se han echado a la calle ni han amenazado con excomuniones masivas como antes sino que, al mismo tiempo que convocan raves navarras del rosario y misas andaluzas variadas contra el aborto, sorprendentemente demandan que la nueva Ley sobre el aborto (que no es «aborto cero») se promulgue sin demora. Sin ser malpensados ni criticar en exceso este ejercicio de hipocresía diríase que la Conferencia episcopal española también se ha hecho evolutiva. En fin, la Iglesia Católica podría limitarse a pedir la excomunión latae sententiae de las mujeres que abortan y médicos según su Código de Derecho Canónico de 1917 y dejar que para el resto se aplicaran otras consideraciones jurídicas.

5) FICCIONES METAFÍSICAS Y EMBRIOLÓGIAS SAGRADAS

Hemos visto la intencionada confusión entre los términos “vida” y “vida humana” en las campañas “pro-vida” y también sabemos que un embrión tiene vida como también la tiene un espermatozoide o un óvulo por separado (que para algunos fundamentalistas religiosos se reducen a “portadores de código genético con presunción de humanidad”) por tanto, a continuación nos ceñiremos al concepto de vida humana como vida poseedora de alma, que es lo verdadero.F6DLPEDAbortoAlmaSantoTomas

Obviamente el alma es una ficción metafísica (como lo es también la psique) y, por tanto, al margen de aproximaciones científicas; pero no por eso deja de tener su peso en el ámbito de las supersticiones, de las mentalidades y del pensamiento mágico. Aquí nos referiremos al alma espiritual (no vegetativa o animal), sin grado (se tiene o no se tiene), no contingente e inmortal. Sin embargo, la cuestión principal es ¿cómo y cuándo aparece el alma humana? El asunto no es baladí puesto que abortar antes de la infusión del alma no podría considerarse delito lo que solucionaría el asunto.

La teología católica oficial considera que Dios infunde el alma en el mismo momento mismo de la concepción (cuando el espermatozoide fecunda al óvulo) y por tanto considera el aborto inducido un crimen. Este momento mágico y divino en el cual unas escasas células empiezan a gozar de los derechos de ciudadanía, esto es, el instante en el que el alma informa humanamente al cuerpo, se llama «animación«.

Sin embargo, para la ciencia el momento exacto en el que se puede hablar de vida humana no existe, sino que lo que se produce es un conjunto de complejas transformaciones graduales donde van apareciendo de manera sistemática los atributos que podemos considerar reconocibles de un ser humano, por ejemplo, para la neurofisiología, sería cuando se conforma la corteza cerebral, aunque podría ser con o sin señales neurológicas. Al igual que en la ontogénesis (desarrollo de un organismo) tampoco en la filogénesis (desarrollo evolutivo de un grupo de organismos) se puede establecer la aparición instantánea del ser humano desde el animal (a no ser que fuésemos creacionistas o panspermicos humanoides extraterrestres).

Pero, aún si consideramos sólo que el alma se infunde en el momento de la fecundación, ese momento no queda muy claro del todo debido a que cuando un espermatozoide penetra en F7DLPEDAbortoespermatozoidesel óvulo sus genes permanecen separados de los de éste uno o dos días hasta iniciar (o no) el proceso de implantación, de ahí que la Iglesia Católica de Alemania acabara por aceptar como no pecaminosa la denominada “píldora del día después”. Sin embargo, si el alma se infunde en uno o dos días y el proceso de anidación uterina tarda algo más (alrrededor de dos semanas, tras el cual comienza el embarazo propiamente dicho) tendríamos que preguntarnos qué ocurre con esa única alma si existe una separación en dos embriones viables que se gestan como gemelos univitelinos (un alma, dos personas). Otras dudas nos llevarían a interrogarnos sobre la existencia de una o más almas en los casos más complejos como la “fecundación in vitro”, o la “mola hidatiforme”, o la “craniopagus parasiticus”, eso sin considerar la calidad del alma infundida a un posterior feto anencefálico, etc.

También se producen dudas razonables respecto de las intenciones divinas en el caso de los indeseados abortos espontáneos (incluidos aquellos en los que, al producirse muy tempranamente, la embarazada no llega ni a enterarse) ya que estadísticamente, al menos uno de cada cinco embarazos detectados terminan en aborto espontáneo en las primeras semanas, aumentando con el progresivo retraso en el acceso a la maternidad. En este caso, si la Iglesia Católica aplicase sin medias tintas el Código de Derecho Canónico probablemente tendría que bautizar e inscribir en el registro parroquial los correspondientes embriones abortados tanto como si éstos son naturales o inducidos. Sin embargo, el canon sexto del Sínodo de Neocesarea (c. 319) afirmaba que el bautismo de la madre embarazada no tiene validez para el feto, iniciando un incierto recorrido sobre el llamado bautismo “in útero” o “in extremis”.

Para solventar estas dudas la Iglesia Católica dispuso de varias obras de consulta destacando “Embriológia sagrada” (1745) que fue un encargo de Carlos III al jesuita e Inquisidor de Sicilia Francisco Manuel Cangiamila (1702-1763) dirigida a los curas, cirujanos y comadronas con los métodos precisos para la salvación de las almas de los niños nonatos y realizar bautizos a los abortos. También es interesante “Tratado de Embriología sagrada” (Madrid, 1848) de Inocencio María Riesco Le-Grand, Colegial Mayor, catedrático de Filosofía y Fundamentos de Religión y autor de otros clásicos descatalogados como “El madrileño católico”. Así, en el Capítulo Cuarto titulado “Del sujeto del bautismo” se aconseja lo siguiente sobre la posibilidad de bautizar al feto: “Animándose el feto en el momento mismo de su concepción se sigue que debe administrársele el bautismo en cualquiera época en que tenga lugar el aborto (…) Primero: Puede ser un feto abortado en cualquiera época de la gestación. Segundo: Puede ser una criatura en un parto dificultoso que presenta una parte de su cuerpo al orificio uterino. Tercero: Puede ser un monstruo”. Seguro que el punto tercero es el que más pone a Gallardón.

6) REGLAS Y PERIODOS

F9DLPEDAbortoPriscilianoCarrereSin embargo, la Iglesia Católica no siempre defendió lo de “animándose el feto en el momento mismo de su concepción” sino que estableció diferentes reglas para valorar el aborto. Así, las ideas acerca del momento de la implantación del alma han sido variadas; por ejemplo: las almas existen en el cielo antes de ser concebidos y desde allí descienden a los cuerpos (idea sostenida por el gran Orígenes), o que provienen por emanación y son parte de la divina sustancia (como nuestro más insigne hereje Prisciliano de Ávila), o que se propagan de padres a hijos por la generación (Tertuliano), o que Dios dispone de un criadero de almas colocándolas una a una en distintos cuerpos según se engendran, o que los ovarios de Eva contenían todos los huevos animados de la humanidad o que la animación del feto no se produce hasta pasados unos días después de la concepción, etc.

Se podría considerar (o no) que la evolución de estas ideas marca cinco periodos diferenciados:

  • En el “periodo paleocristiano” (S. I-III), algunos sostenían el pre-existencialismo de las almas tal y como consideraban Platón y Pitágoras o en sus matizadas variantes neoplatónicas.
  • En el “período patrístico” (S. IV-XI), en general, la animación del alma fue un asunto secundario para los padres de la Iglesia; no obstante, la Iglesia sostenía la doctrina de la animación inmediata (como ahora), por el cual el alma entra en momento de la concepción, ideas defendidas, por ejemplo, en el Concilio de Ancira (314), el Concilio de Lérida (546) o en el penitencial conocido como Collectio canonum Hibernensis (c. 725).
  • En el “período escolástico” (S. XII-XV) se difundió la doctrina más elaborada: la animación retardada (aunque con discrepancias sobre el momento en que se produce la animación, en un intervalo que oscilaba entre los 7 y 90 días según autores), ideas que persisten con matices en otras confesiones cristianas, el judaísmo, el islamismo, el chamanismo, el sintoísmo, el confucianismo, el taoísmo, el budismo e incluso el hinduismo. El principal ideólogo de esta concepción doctrinal fue Santo Tomás de Aquino (1225-1274) para el cual el alma racional se infunde después de 40 días para los hombres y 80 días para las mujeres (en clásica concepción andriocentrista). Antes de este periodo no hay vida humana tan sólo alma vegetativa y posteriormente animal (visión gradualista) señalando, además, que los embriones abortados no podrán participar en la resurrección final de la carne. Tomas de Aquino, bajo la influencia griega y la de San Agustín de Hipona, interpretó la teología anterior con una variante de la teoría hilemorfista de Aristóteles (antes sospechosas) pero fue aceptada por la oficialidad católica medieval, de ahí que no se considerase homicidio el aborto cuando se producía dentro de esos márgenes (sólo sería pecado contra la natalidad). La distinción de penas para el aborto según estadios de gestación se encuentra, por ejemplo, en el Fuero Juzgo, en distintos libros penitenciales, la decretal de Inocencio III o las Decretales de Gregorio IX (1234). F8DLPEDAbortoHomunculoPreformacionista
  • En el “período trentino” (S. XVI-XVIII) se produjo un giro hacia el esencialismo de la animación inmediata que se vio influenciada posteriormente por el preformacionismo que estableció la idea renacentista de que todo está ya contenido en la primera célula y tuvo su momento con la primitiva observación microscópica. El preformacionismo se opuso al aborto en cualquier momento y se dividió en dos facciones: los partidarios del animaculismo (la persona enteramente formada u homúnculo ya está contenido en el esperma) y la facción minoritaria ovista (está contenida en el óvulo sin fecundar).
  • En el “período contemporáneo(S. XIX-XXI), a pesar de la superación del espejismo preformacionista sorprendentemente se establece la doctrina oficial católica de la animación inmediata que fue oficializada en la encíclica «Apostolica Sedis» de Pío IX (1869) por la que se termina con la polémica y alucinada distinción entre el feto animado e inanimado en favor de la primera y se condena todo aborto (y así hasta hoy).

No obstante, ya se verá que sucede cuando recupere la Iglesia Católica a su doctrina escolástica de la animación retardada, momento en el que muchos antiabortistas se quedaran desamparados y, lo que es peor, sin argumentos metafísicos más allá de la manida potencialidad.

Continuará.

Swammerdan Junior